Muchos y multiformes son los oscuros horrores que infestan la Tierra desde sus orígenes. Duermen bajo la roca inamovible; crecen con el árbol desde sus raíces; si agitan bajo la mar y en las regiones subterráneas, habitan los reductos más sagrados. Cuando les llega su hora, brotan del sepulcro de orgulloso bronce o de la humilde fosa de tierra. Algunos hay de antiguo conocidos por el hombre; otros, permanecen ignorados hasta el día terrible de su revelación. Tal vez los más espantosos y atroces no se han manifestado aún. Pero entre aquellos que surgieron hace tiempo, entre los que han evidenciado su insoslayable presencia, hay uno que por su suprema inmundicia no puede nombrarse: la descendencia que los moradores secretos de las criptas han engendrado en la humanidad
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